25 ene 2013

Mi Habitación.

Desde que te fuiste yo decidí remodelar algunas cosas en mi vida, creí era necesario empezar por lo tangible, aquello que podía mover, cambiar y botar, aunque leí que esto ultimo era la causa por lo que todo se perdía (en cuanto a relaciones personales se refiere, lo otro es muy obvio), allí sentí miedo pero no hay marcha atrás, mi habitación comenzaba a cambiar.

Empece con la compra compulsiva de objetos que refrescaran mi vista, aparte del entretenimiento propio y malgaste del tiempo innecesario que esto me ofrecía, perfecto para mi situación, total, tiempo era lo que tenia. En primer lugar compré música: perfecto regalo, perfecta adquisición; discos, muchos discos, en una esquina, como esperando, sonriendo, así los coloque, empaques cerrados, era innecesario repito, mas como agradecimiento, ¡gracias descargas ilegales!, mas como tiempo/dinero que gastar, la sensación de que algo estaba siendo lleno, aunque se trataba de una esquina de mi habitación.

Las paredes se sentían azules, muy azules, no me atreví al cambio rotundo, mi color, así que compre pinturas, lo cual se me hizo fácil (aquí entendí porque las mujeres encontraban eso de las compras tan "terapéutico"), compre besos rojos en un valle, compre un aleph gris como brillante, lo que coloque en la pared que daba hacia mi cama, pinturas que veo al despertar, un momento previo al día, como seleccionando los temas para pensar, creo que era la estimulo necesario.

Moví la computadora y el televisor, es que mi nueva adquisición requería de cierto espacio, es que este fue el momento de mayor compulsión; libros, preciosos objetos, historias que aunque me identifiquen no son mías, momentos que no me pertenecen, personajes que no conozco y aunque conozco no representan afinidad alguna, el tesoro. Compre una repisa y veinte libros en un día, momento sublime: ordenarlos, elegir cual leería primero, cual me gustaba por su portada, cual elegí solo por el titulo y un millón de cosas mas que los rectangulares objetos me ofrecían, divertido.

Cuando me di cuenta lo de la izquierda estaba a la derecha y al revés, supongo que había logrado el cometido, solo que, cuanto tuve tiempo para pensar lo siguiente vino a mi mente: Es solo un objeto sobre otro, un cuadro sobre una pared que sigue siendo azul, una repisa diez pasos mas a la derecha, un televisor que ahora estaba en dirección a la ventana, como si esta pudiera verlo. Como una bandita sobre una herida, que allí seguía sangrando, pues le faltaba tiempo para sanar, para cerrarse y todo esto era el reflejo de lo que sucedía conmigo, un recuerdo cubriendo otro, la efímera diversión, el tiempo perdido, yo seguía azul como la pared sin importar mis intentos por cambiar de color.

Concluyo entonces, yo sigo del mismo color (con el que me dejaste) y la cama en el mismo lugar (lo único que no "cambie") para que te sirva de referencia por si quieres regresar, aunque advierto, por lo demás quizás te sientas perdido, espero no pretendas que todo quede igual.

Escuchaba mientras escribía: